En "Matanzanillo", puerto rebautizado por el humor negro de sus habitantes, han ido aumentando los asesinatos que permanecen impunes. Sobre los responsables y sus motivos se dicen muchas cosas y se creen otras más; en general, son dos hipótesis las que se manejan de boca en boca entre los manzanillenses:
1. La guerra por el territorio. Esta hipótesis apunta a que
algún cártel está interesado en establecerse en el puerto, y por tanto están
haciendo una limpia de narcomenudistas, para arrebatarle el negocio a quienes
ahora lo poseen.
2. La "limpia de criminales". Esta consistiría en
personajes justicieros que vienen al puerto a eliminar a las lacras de nuestra
sociedad porteña, entre ellas: violadores, asesinos, corruptos, etc. Este punto
me parece interesantísimo, puesto que hay personas que incluso se dicen
agradecidas por quitarnos de encima a ese tipo de delincuentes. Se da la
bienvenida a esta especie de liga justiciera que viene a liberarnos de la
sangre derramada, derramando más sangre.
Se dice, en relación con este punto, que al pie de las
personas asesinadas dejan notas donde advierten a la sociedad que ha llegado
"la barredora", y que es mejor que permanezcan en sus hogares porque
durante la noche se asesinará a la víctima en turno.
Hace ya bastantes años que no se pasea por Manzanillo con
confianza, es verdad, pero el ambiente de violencia ha crecido en grandísima
medida por esta serie de asesinatos de los que apenas se sabe quién ha muerto.
Al principio se dejaban leer los carteles colocados junto a las bolsas negras
donde metían a los cadáveres desmembrados, pero ahora al parecer se ha
prohibido publicar a los medios el contenido de los mensajes.
No obstante, aunque se vive con el temor de encontrar una
bolsa negra con miembros humanos, se pueden ver, entre expresiones de miedo y
enojo (por la impunidad), muestras de humor por parte de mis coterráneos manzanillenses.
Es así como encontramos bromas sobre la idea de poner un negocio exitoso: una
funeraria, o vender bolsas negras al por mayor.
El humor que nace de esta desgracia es especial. Se
advierte en las bromas la pesadumbre por las circunstancias, el malestar y la
denuncia porque nadie resuelve nada, y al mismo tiempo se deja ver una ventana
de emergencia que conduce al humor negro, que quizá sea tóxico, pero que es el
último refugio.
De acuerdo con Freud, el humor negro no solo posee un
elemento liberador propio de la comedia, sino que también es sublime y elevado:
"Lo sublime tiende evidentemente al triunfo del narcisismo,
a la invulnerabilidad del yo que se afirma victoriosamente. El yo rehúsa
dejarse atacar, dejarse imponer el sufrimiento por realidades externas, rehúsa
admitir que los traumatismos del mundo exterior puedan afectarle; y aún más, finge,
incluso, que pueden convertirse para él en fuente de placer" (Freud,
en Antología del humor negro, p. 12).
Es así como en un
momento podemos sorprendernos por el hallazgo grotescos de hasta seis muertos
por día, y después compartir imágenes que de alguna manera nos salvan de la
pesadumbre, nos elevan por encima de las circunstancias para mirarlas desde un
nivel superior que compendia dolor, hartazgo, terror, y risa como un escudo
frente a la violencia cotidiana.
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