Onceavo mandamiento: te autodestruirás para el advenimiento de la paz en el mundo.

Este tipo de actos me hacen sentir culpable por ser de esta raza. Hay quien dice, muchos, que los niños son ángeles. Imposible, sólo son crías de los seres más egocentristas del planeta. Matamos a sangre fría y con una sonrisa en los labios. Torturamos por placer, porque tenemos el poder. El mundo es nuestro y hayas estado aquí, ser vivo diferente, antes que nosotros o no, qué nos importa. Eres inferior y a los inferiores vamos a hacerlos trizas. 

Me das lástima, humanidad, me avergüenzas, por momentos te detesto, porque soy humana y también mis pasiones me dominan. Por esos impulsos irrefrenables para almas tan débiles, masas rabiosas acaban con todo, consigo mismas y con todo lo que les rodea.

Luego vas a protestar porque en el país vecino tratan a tus compatriotas como animales, mientras a los animales, humano, los tratas como a seres inanimados. 

"Unos niños le metieron un petardo en la boca y se aseguraron de que no la pudiese abrir. Este mundo es así. Para ellos seguramente fue una macabra diversión de unos minutos, y luego siguieron su vida. Para él su vida terminó durante esos minutos, con un sufrimiento tan profundo que es mejor olvidar. Esto me recuerda a un artículo que leí de donde un matarife confesaba las torturas que cometían habitualmente en el matadero. Usaban cuchillos y ganchos en vez de petardos. Parece que dependía de como se levantaba ese día, y lo que sufrió este perro no es nada comparado con lo que sufrían diariamente cientos de animales. Al leerlo, te preguntabas si la tortura era lo que él hacía, o era toda la vida miserable que habían vivido hasta llegar al matadero?
Lo que sí es cierto es que el perro murió rodeado de ojos preocupados, y en el matadero, el resto de millones muere ante una mirada indiferente. BASTA DE MALTRATO ANIMAL! TORTURA Y MUERTE A LOS RESPONSABLES!"

Hasta tu idea de hacer justicia nos lleva a la destrucción. Te acabarás pronto.




El apocalipsis humano vendrá a ser la llegada de Dios para los Otros, se acabará entonces su infierno. 
Justamente como lo pongo allá arriba: "Y cuando murió, el Hombre todavía estaba allí". Sólo nos veremos partir después de terminar con todo si no le ponemos punto final a nuestro infame modo  de ser en el mundo.


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