El domingo pasado fuimos mi mamá y yo al jardín de Manzanito a escuchar un recital de música por parte del Instituto de Cultura del Municipio. Se presentaron los alumnos de ciertos talleres que están dando (de violín, guitarra, etc.), en compañía de algunos de sus maestros, entre ellos "Charly" y Susana.
Al principio tocaron los dos -acompañados de una extensión de sí mismos: él con su acordeón, ella con su cello- varias canciones que me llevaron a empujones, velozmente, a los salones argentinos donde se baila tango. De pronto en la memoria, veía a mi amiga Aydée intentando imitar los pasos elegantes y apasionados de los argentinos, mientras yo, inútil con los pies, disfrutaba sólo de la melodía y las historias que con o sin letra, cuentan esos tangos.
Después de la audiotransportación a lejanas tierras, llegó la hora de los alumnos, así como de nuevos ritmos que me dejaron emocionada al punto de que me pusiera a cantar junto a la joven voz del nuevo grupo aquel tema entrañable llamado "La maza" (mi canción favorita en español por sobre todas las otras). ¿Qué cosa fuera la maza sin cantera?, ¿qué cosa fuera Krisis sin su Carpathia llamada música?
Qué cosa. Será que soy la persona más sensible del mundo, o será que ese grupo de reciente formación va por buen camino, pero me emocioné de principio a fin -debo ser sincera, un poco menos con "My heart will go on", un poco más con "Zombie" y otro mucho con "La maza"-.
Un plus además fue escuchar durante todo el recital a la profesora Susana Domínguez, a quien hace tiempo tuve el gusto de conocer. Simpatía aparte -porque qué agradable es encontrar a gente distinta, interesante-, Susana sabe lo que (nos) hace con sus melodías, a tal punto y con tanto tino, que logró junto a sus alumnos y colegas mantener atento y gustoso a un nutrido público acostumbrado a las cumbias y al tuntaca. Aplausos para ellos, y ojalá haya una segunda presentación para seguir apreciando los avances de los muchachos.
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Para finalizar esta entrada, dejo un 'algo' que escribí para el gran amor de mi vida, la música:
Aunque seas de oídas, escuchada, observada, malamente juzgada y reprimida.
Leída, perseguida en tus ondulaciones, masiva o introvertida.
Deprimente y festiva; viva.
Fastidiosa y reencontrada. influencia satánica y más veces inspiración maravillosa:
para ti es mi amor.
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