Me acabo de reencontrar con el libro Cartas a Ricardo, compuesto por misivas de la escritora Rosario Castellanos a su llamado "Niño Guerra" (Ricardo Guerrra). Dejo cuatro fragmentos que encontré subrayadas por mí, hace años:

Pero no me diga cuáles son mis defectos sino con mucha
lentitud. Porque de otro modo me da tanta tristeza que me enfurezco y decido
conservarlos. (30)
… Que no tengo de qué quejarme y, sin embargo, tengo un
hábito tan viejo de sufrir como perro, que sufro como perro. (222)
… Porque abandonada a mí misma soy una muy complicada y
exquisita máquina de sufrimiento. Me descubro cada día haciéndome unas trampas
que me darían risa si únicamente fuera yo espectadora. Pero, por desgracia,
también soy protagonista y entonces ya no resulta tan divertido. (222)
Hace bastantes años que lo leí, y cuando lo hice me pareció un libro que debía salir a la luz porque Rosario vertió en sus cartas lo mejor de sí (así son las cartas y los poemas con dedicatoria siempre), sin embargo, así como vemos la chispa y la genialidad de una mujer, también vemos sus flaquezas, su talón de Aquiles.
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